13 ene 2008

Hasta las narices de la prepotencia moral cristiana

Estoy un poquito harto amigos... ¡Estoy hasta el gorro! Señores cristianos, por favor, recuerden que la soberbia está prohibida para ustedes. Dejen de practicarla, se lo ruego. Estoy muy cansado de su prepotencia moral, siempre autoproclamandose los más íntegros, los más éticos, los más elevados moralmente; y si solo fuera eso, vale, pero es que encima siempre están diciendo que los que no somos como ustedes, aquellos que no profesamos la fe de ustedes, somos, simple y llanamente, una puta mierda.

En una ocasión, un predicador se me acercó para convencerme de que abriera mi corazón a Jesús. Le dije que no, que yo era ateo y que no me interesaba. Se inició más o menos el siguiente diálogo:

(Predicador): Mira, yo antes estaba como tú...
(Yo): Oye, no pienses que eres mejor que yo, aunque sea ateo, soy una buena persona.
(Predicador): No, así, en plan chulo, pasando de todo...
(Yo): Pero bueno, ¿qué te has creído? No me conoces de nada.

Y es que creo recordar que Cristo dijo: “No juzguéis si no queréis ser juzgados”(aunque él juzgaba constantemente). ¿Qué es eso de acercarte a alguien que no conoces de nada y decirle en la cara, sutilmente, que es una mierda humana? A esto se le llama tener prejuicios. A lo que padece este tipo de gente, se le podría llamar “Acristifobia”, es decir, al que no es cristiano se le prejuzga como inferior.

La palma se la ha llevado un artículo de propaganda cristiana (ver imagen) que ha ido a parar a mis manos. Es una cajita con diseño de medicamento en cuyo interior viene un crucifijo de metal y un papel del mismo tipo que las instrucciones de uso de las medicinas. El simbolismo es que Jesús es la medicina contra nuestras enfermedades. Yo pienso que la religión es la enfermedad y la razón y la ciencia son los medicamentos, pero eso es otra historia. El caso es que en el papelito, en uno de los apartados, se advierte de los peligros de no tomar la medicina. No me resisto a copiar un poco. De paso lo iré comentando con letras en negrita:


9. SI OMITIÓ TOMAR ESTA MEDICINA
(por pereza, ignorancia o intencionadamente)

Está ampliamente comprobado (¿podrían citar los estudios que lo comprobaron?) que lejos del amor de Cristo -la Medicina que sana el corazón- se presentan con más virulencia algunos efectos adversos, frutos del pecado.

(...) Se han descrito los siguientes síntomas entre otros:

-disminución de la compasión ante los fallos ajenos (Claro, como Dios con Adán por cometer el error de desobedecerle y con todos los pueblos que no creían en Él citados en el antiguo testamento, a los cuales masacraba sin piedad, o como cuando asesinó con un diluvio a todos los habitantes de la Tierra, incluidos los bebés y los animales no humanos, seres totalmente inocentes y carentes de responsabilidad moral)
-tartamudeo al articular palabras de perdón (Exacto, a los cristianos no les tartamudean las palabras de perdón al negar la eutanasia a los que desean morir. No les tartamudean porque no lo hacen, no piden perdón por hacer sufrir. No piden perdón a los animales porque se los comen sin ningún remordimiento a pesar de que, como nosotros, pueden sufrir y disfrutar. No piden perdón a las niñas violadas a las que obligan a parir, ni a los niños que vienen al mundo a sufrir porque no dejaron que sus madres abortaran mientras ellos eran un puñado de células sin capacidad de sentir).
-incontinencia de la ira, la lujuria y la soberbia. (De soberbia no hablemos, señores “Somosperfectosyvosotrosmierdaatea”, porque ustedes son los campeones. La ira, pues claro que se desata. ¿Cómo no se iba a desatar mi ira cada día, al echar una ojeada al mundo y ver todo lo que veo? Y encima con gente como ustedes, que se atreve a decir que hay un Dios bueno y poderoso sin que se les caiga la cara de vergüenza. ¡La ira impregna cada una de mis células! Y la lujuria, pues sí, soy un lujurioso y a mucha honra. Si me dan un argumento no fundamentalista para controlar mi libido, lo haré, pero mientras no encuentre ningún motivo para dejar de disfrutar de un placer totalmente inocente, no dejaré de hacerlo).
-vértigos de vanidad (“Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera como el sarmiento y se seca; y a esos los recogen, los echan al fuego y arden”. Juan 15,6. “Fuera de la Iglesia no hay salvación” San Agustín. “Dice en su corazón el insensato: “No hay Dios”. Corrompidos, de conducta abominable, no hay quien haga el bien.” Salmos 14:1. En definitiva, que no hay mayor vanidoso que el que se cree en posesión de la verdad absoluta, y en eso los cristianos también son muy buenos).
-visión borrosa de la realidad: donde hay hermanos se ven enemigos (Cierto, esto a los cristianos, en general, no les pasa. Ellos lo tienen fácil mediante esta regla: Cristiano = hermano, No Cristiano = enemigo. Los que no juzgamos en función de la confesión del individuo lo tenemos más difícil, pues podemos tener amigos o enemigos tanto ateos como teístas. Las iglesias cristianas, en especial la católica siempre lo tuvo muy claro: el que no se doblegase a su voluntad era un enemigo, y dado que tenían la verdad absoluta en su posesión y eran el legado de Dios, tenían carta blanca para actuar. Resultado: cientos de miles de millones de personas asesinadas y torturadas en solo 1800 años. Los tiempos del régimen Nazi fueron unas vacaciones a su lado).
-nauseas de egoísmo que llevan a despreciar a los más débiles (En esto también son los números uno los perfectos cristianos. No hay en la Tierra seres más débiles e inocentes que los miles de millones de animales no humanos que sufren y mueren en mataderos, granjas, barcos pesqueros, laboratorios, circos y zoológicos, hacia los que los cristianos, en general, no tienen la más mínima consideración, todo porque su libro sagrado les impone una moral antropocéntrica y especista que les lleva a despreciar los intereses de los demás animales, poseedores de sistema nervioso y conciencia, capaces de experimentar el dolor, la soledad, el miedo. No hay nada más egoísta que consumir carne que no es otra cosa que justificar un asesinato en base al disfrute de un sabor).
-confusión moral (Claro, su moralidad está muy clara pues se basa en la Biblia, un libro perfecto y nada contradictorio en materia moral. “No matarás”, dicen en un sitio, y en otro su Dios ordena masacrar a pueblos enteros como los cananeos, heteos, gergeceos, heveos, jebuseos y amorreos, y matar también al que intente alejarte de Dios, aunque sea tu hijo o hija, hermano o hermana, amigos o quien sea; deberás matarle lapidado. “Honrarás a tu padre y a tu madre”, reza en un sitio mientras que luego viene el Dios encarnado y no te deja que entierres a tu propio padre si quieres ser su discípulo. La Biblia ordena matar lapidada a una mujer violada en la ciudad, pero no en el campo. La Biblia dice que ames a tus enemigos y también dice “asolad todos los lugares en donde las gentes que habéis de conquistar adoraron a sus dioses (...) entregad al fuego sus bosques sagrados.” o, refiriéndose a ciudades apóstatas: “Inmediatamente pasarás a cuchillo a los habitantes de aquella ciudad (...)” ).
-tendencia a la pereza, a la injusticia, al robo. (¡Pero qué poca vergüenza, por favor! ¿Entonces todos los millones de personas que no creen en su Dios y que tienen que trabajar cada día son unos perezosos? ¿Las miles de personas aconfesionales que dedican su tiempo y recursos a ayudar a otros son injustos? ¿Son los ateos unos ladronzuelos? La Oficina Federal de Prisiones de EEUU reveló en 1997 unos datos interesantes. El 75% de la población de EEUU es cristiana y el 75% de los presos de EEUU son cristianos. Por otro lado, mientras que un 10% de la población de EEUU es atea/agnóstica, solo lo son un 0.2% de los presos. Teniendo en cuenta que la población de EEUU es de 300 millones y que hay 2 millones de presos, llegamos a la conclusión de que 1 de cada 750 ateos está en la cárcel mientras que 1 de cada 150 cristianos está en la cárcel. Es decir, si cogemos a un ateo al azar hay cinco veces menos posibilidades de que sea un preso, que si hacemos lo mismo con un cristiano al azar.)
-insensibilidad ante las necesidades ajenas (Claro, ellos tienen mucha sensibilidad ante el deseo de morir de un enfermo terminal que sufre, o ante la necesidad de una niña violada de abortar a tiempo para no morir en el embarazo o ante la necesidad de una vaca y un ternero de no ser separados para asesinar al ternero y comérselo y esclavizar a la vaca para robarle la leche fabricada para su bebé. Ellos rebosan sensibilidad, como el Vaticano, que dona toda la millonada que saca de limpiar el dinero negro de la mafia en su banco privado. Todos los millonarios cristianos de la Tierra, como los telepredicadores de EE.UU., muestran una extrema sensibilidad ante las necesidades ajenas).
-brotes de irascibilidad con proclividad al insulto y la denigración. (Como Jesús que despectivamente usaba nombres de especies animales para insultar a los cananeos, llamándoles perros y a los fariseos, llamándoles víboras.)

En casos extremos se puede llegar al odio, la violencia, el asesinato. (Sin comentarios. Revisen la historia del cristianismo)
Con esto es suficiente para hacernos una idea de lo que transmite el dichoso papelito.
Señores fundamentalistas cristianos, por favor, hagan un esfuerzo, como ya han hecho muchos de sus correligionarios y entiendan que un cristiano es aquel que sigue la fe cristiana y que un ateo es el que no cree en ningún Dios y que son características referidas a las creencias y que no implican necesariamente ser mejores o peores personas. Abran los ojos, quítense sus gafas sesgadas y echen un vistazo a la realidad. Seguro que se sorprenden.
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